Con la llegada del marketingomnicanal, que sitúa al cliente en el centro de todo proceso de comercialización, el marketing transaccional masivo está evolucionando de forma natural hacia un marketing relacional dirigido y personalizado.
Esto implica necesariamente un conocimiento detallado y segmentado de las poblaciones individuales, de modo que las acciones de marketing pasen a ser experienciales y de fidelización.
Para seguir siendo relevantes, las empresas tienen que conciliar los datos fragmentados de los clientes procedentes de diferentes rutas, canales de venta y redes sociales, para sacar el máximo partido de su conocimiento de los clientes y ofrecer programas de relación adaptados a las expectativas de los consumidores exigentes.